viernes, 21 de enero de 2011

LA EDUCACION SUPERIOR EN EL PERÚ Y SU TRASCENDENCIA EN EL EMPLEO JUVENIL

En el Perú, es una realidad que los jóvenes son un grupo preponderante dentro de la pirámide poblacional. Este momento se ve reflejado en el mercado laboral ya que aproximadamente el 32% de la PEA, en el 2008, tenía entre 15 y 29 años. Además, en los últimos tiempos la participación de egresados de institutos técnicos superiores y universidades ha aumentado hasta abarcar el 25% de la PEA. Conjuntamente con este fenómeno, el país ha vivido un episodio de crecimiento sostenido que ha permitido la generación de nuevos puestos de empleo para jóvenes, especialmente en los rubros de servicios, comercio e industria.
Sin embargo a pesar del escenario descrito anteriormente, solo el 53% de los jóvenes con educación superior, en Lima Metropolitana, ejerce su profesión. Esta situación, si bien ha experimentado una mejora con respecto al 47% de profesionales en dicha posición que se registró en el año 97 a nivel nacional, es preocupante no sólo por los jóvenes que se encuentran trabajando sino por aquellos que deban tomar la decisión de escoger alguna profesión en los siguientes años y tienen enfrente esta visión.
En primer lugar la calidad educativa no es solamente baja en comparación a la que los jóvenes merecen recibir para luego enfrentarse exitosamente al mercado laboral, sino que es altamente heterogénea entre centros educativos, siendo más baja la de los establecimientos públicos. Otro caso es el de los institutos técnicos. Como menciona Yamada, “la rentabilidad real de la educación superior no universitaria, las llamadas “carreras técnicas”, es bastante mediocre, e incluso puede ser cercana a cero, lo que pone en duda su racionalidad económica y social”.
En segundo lugar, más allá de la calidad educativa brindada, tenemos que tener en cuenta que está existiendo claramente un desencuentro entre oferta y demanda en el mercado laboral que el sistema educativo no está teniendo en cuenta. La imagen del profesional taxista es la clara fotografía de esta situación. Existen carreras que cuentan con una cantidad irracional de profesionales así como sectores en los cuales se sufre por encontrar personal con capacidades específicas a sus necesidades.
La falta de oportunidades para acceder a una educación de calidad y a un trabajo decente coloca a los jóvenes frente a disyuntivas que no contribuyen hoy a la cohesión social (emigración, marginalidad laboral, quedar atrapados en las redes de la violencia, etc.) y acumulan presión a los endebles sistemas de protección social, al no quedar cubiertos por ellos.
Algunas líneas de acción que podrían servir de base para la reflexión, son:
·         Estimular la participación y permanencia en el sistema educativo
·         Elevar la corresponsabilidad de las instituciones educativas superiores, con la eficacia terminal y la colocación laboral de sus egresados
·         Mejorar cualitativamente los servicios de orientación vocacional, con las proyecciones de crecimiento y desarrollo económico de los países, como una forma de hacer frente a la grave incongruencia existente
·         Promover una mayor participación de los jóvenes en las organizaciones sociales y por su conducto incidir en las políticas públicas de educación y trabajo

Estoy convencida de la importancia que tiene la juventud para toda la sociedad, por lo tanto debemos comprender sus necesidades y aspiraciones, así como nuestra responsabilidad para promover políticas y medidas educativas que aumenten y fortalezca sus capacidades y aseguren su imprescindible participación en la sociedad.

Reconozcamos y celebremos todo lo que los jóvenes pueden hacer para construir un mundo más seguro y más justo y redoblemos nuestros esfuerzos por incluir a los jóvenes en las políticas, programas y procesos decisorios que benefician su futuro y el nuestro.

Nosotros como docentes somos los primeros en ser llamados a formar parte de este cambio y si eso requiere de enfrentar retos y buscar nuevas formas de enseñanza y aprendizaje para desarrollarlas en nuestra labor docente, bienvenido sea. Pues como actores de la educación debemos ponerle fin a la deficiente preparación que  limita a los jóvenes para que continúen su tránsito hacia la educación técnica o superior, limitación que crea una brecha formativa que tiene que ser paliada por las Academias Pre-Universitarias, implicando más gasto para los jóvenes y sus familias, gasto que en muchos casos es necesario realizar para poder superar el examen de ingreso a los Centros de Educación Superior a costa de sacrificar la alimentación y estudios de otros miembros de la familia.
Recordemos que la educación debe ser un proceso socio-cultural que además de desarrollar capacidades; forme en el individuo valores de tal manera que se forje tanto la conciencia ética (actitudes profesionales) y la conciencia social (su identidad, pluriculturalidad y autonomía)
Sabemos que en la actualidad el Perú afronta serios problemas tanto de índole económica, política, religiosa y  social, justamente la educación se demarca y se direcciona  por estos sucesos, por consiguiente, se debe garantizar una educación de calidad no solo en la educación básica, también en la educación superior, para ello se debe promover el desarrollo de su identidad personal y cultural, promover el conocimiento de su medio natural, la vivencia de valores, favorecer el desarrollo de competencias y así la construcción de una sociedad democrática

ALUMNA: María Rosa Gómez Pacheco.
MAESTRIA: Docencia Universitaria - UCV
AULA: 504






No hay comentarios:

Publicar un comentario