jueves, 20 de enero de 2011

LA EDUCACION UNIVERSITARIA

Por: Lourdes S. León Vergara.
        Licenciada en Educación     
                                      
      La educación universitaria, se originó durante la Edad Media, las universidades surgieron como instituciones independientes del poder político, en las cuales no necesariamente se cuestionaba el sistema medieval. En muchos casos, su razón de ser era la preparación de las élites y las clases emergentes en los campos del derecho canónico y comercial, conocimientos obligatorios para el ascenso social. Al finalizar la Edad Media, estos centros transmisores del saber se desligaron de las nuevas corrientes de pensamiento moderno, cuyos representantes se refugiaron en academias y sociedades. El divorcio entre académicos y universidades duró hasta el siglo XIX, época en la cual se establecieron los modelos de educación superior que inspiraron los programas tradicionales de las universidades hasta fines del segundo milenio: el alemán, basado en postgrados y la investigación científica; el francés, dirigido a la formación de profesionales; y el inglés, abocado a la formación de una clase superior para el gobierno público y privado.
     
      Actualmente las tareas fundamentales del quehacer  universitario son la docencia y la investigación las cuales no deben desarrollarse de espaldas a la realidad del país y de sus problemas. De estas dos tareas depende la buena o mala formación profesional que la universidad les de a sus egresados.

      La educación universitaria debe estimular la formación integral de la persona humana, incluyendo la capacidad para la comunicación y el dialogo, el respeto a los demás, la sensibilidad frente a la belleza y el arte, el interés por la vida, la salud, el bienestar físico y el medio ambiente; así como las actitudes y habilidades necesarias que lo conviertan en un profesional que pueda enfrentarse a los desafíos y exigencias de un mundo que cambia constantemente.

      Es por ello que la cátedra universitaria debe ser una práctica permanente de investigación, construcción y transmisión del conocimiento. Para que la universidad pueda cumplir con sus tareas académicas y de investigación, requiere de docentes universitarios preparados, actualizados, con didáctica y métodos de enseñanza adecuados y eficaces, creativos e innovadores; es decir docentes capaces de crear condiciones óptimas para facilitar el aprendizaje de sus estudiantes. Debe contar con currículos que no solo sean un listado de cursos, muchas veces aburridos y complicados, sino que respondan a las expectativas de los estudiantes y estén acordes a las necesidades e interese de la sociedad.

      La educación universitaria debe preparar a los estudiantes para aprender a aprender y a tomar iniciativas, y no ser, únicamente recipientes de conocimientos. El estudiante debe estar consciente que la formación adquirida en la universidad se desvaloriza con rapidez, por lo que debe estar preparándose constantemente.

      En nuestro medio el nivel universitario no sólo origina la salida de profesionales de las diversas especialidades, sino los dirigentes y responsables del futuro de un país, y por ello es imprescindible que la universidad impulse el desarrollo de las humanidades y que forme para que el conocimiento y las tecnologías se utilicen para el desarrollo y beneficio del hombre y de la sociedad.
Uno de los problemas básicos de la universidad, es saber cuál es la actitud que debe adoptar la institución universitaria frente a los cambios y demandas sociales, cómo responder desde su propia autonomía y desde la responsabilidad para con la sociedad de la que forma parte.

      La educación universitaria debe ser abordada consciente y responsablemente por las autoridades de nuestro país. El incremento de universidades en el Perú (92 universidades hasta el año 2007; 36 universidades nacionales y 56 universidades privadas) esta ocasionando un detrimento de la educación universitaria. Muchas universidades no cuentan con una infraestructura adecuada, tienen currículos distantes de la realidad social, ofrecen las mismas carreras tradicionales (Educación, Derecho, Administración, Contabilidad, Medicina e Ingeniería) saturando aun más el mercado laboral, brindan un bajo nivel académico y entregan títulos a nombre de la nación como si repartieran volantes.
La globalización ha transformado la educación en una actividad empresarial; y el aumento de la competencia, presiona a las universidades a disputarse los alumnos. A esto se debe agregar las facilidades que brindan las redes telemáticas al accionar de las instituciones de educación superior, lo cual no solo contribuye a la enseñanza, sino que también ha permitido la expansión de programas de educación a distancia, en muchos casos, de dudosa calidad.

      El contexto descrito ha determinado que se hayan emprendido acciones destinadas a evaluar y garantizar la calidad de la educación impartida en los programas tradicionales y en sistemas innovadores. De este modo, la acreditación se ha convertido en el método para el aseguramiento de la calidad educativa. En general, si una institución es acreditada, se supone que tiene objetivos apropiados. Asimismo, garantiza que la institución posee recursos físicos, humanos y financieros, para cumplir estos objetivos. Además, debe haber alcanzado ciertos objetivos y la comunidad educativa debe tener la certeza de que continuará cumpliendo con ellos.

      Como consecuencia de la globalización y del papel histórico que han desempeñado las instituciones de educación superior, actualmente, la sociedad demanda de las universidades internacionalización, formación integral, responsabilidad social, investigación de calidad y extensión del conocimiento.

      Por ello, la educación universitaria que requiere el Perú del siglo XXI exige no solo la mejora de la Ley del SINEACE (Sistema Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad Educativa) y la disposición de un adecuado reglamento, sino también la superación de los problemas estructurales que limitan todo el potencial de las instituciones de educación superior para insertar a sus egresados en la economía global y constituirse, de este modo, en impulsores eficientes del desarrollo nacional.

      Según el Dr. Luís Piscoya, el estado no tiene una política respecto la educación superior. No existe un Ministerio de Educación Superior o un Viceministerio que se encargue de establecer por donde debe ir la educación superior y las prioridades en los planes curriculares. Es algo que si hay en Colombia, Brasil y Cuba. La Asamblea Nacional de Rectores es un organismo que coordina acciones, pero no tiene capacidad para regular la universidad peruana. Por otra parte, se dice que las carreras de letras han caído en desuso y que son necesarias las carreras humanísticas pero hay que darles su real dimensión. La universidad debe ser regulada antes de invertir más dinero en ella. (Entrevista realizada el 08/02/2009) .

1 comentario:

  1. Concuerdo con el Dr. Luis Piscoya cuando señala que debe existir una politica con respecto a la educacion superior, una brujula que guie el camino que deben seguir las universidades y sobre todo frenar el incremento de universidades en nuestro pais ya que muchas de ellas no brindan una formacion profesional de calidad.

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